En una parte vital de mí.
HADRIA es el espacio donde puedo expresarme y profundizar en mi aprendizaje a la vez que me abro al mundo.
Cuando empecé a darle forma todo empezó a conectar solo. Todos esos aspectos de mí que parecían ser piezas individuales, empezaron a encajar en este puzzle tan personal.
Creo profundamente que la salud está en la capacidad de expresar lo que sentimos, en la capacidad de CREAR, de dar forma a lo que tenemos en nuestra mente, y de explorar nuevas maneras.
El área de creación está conectada entre sí: la radio, el lugar dedicado a los proyectos sonoros, que te invito a descubrir, el caballete para ilustrar cada pieza, el portátil para poder trabajar y transformar todo el contenido digital, la televisión donde proyectar el canal en vídeo, las lavandas impregnándolo todo, la ventana siempre abierta y la luz siempre entrando.…
en mi manera de hacer las cosas la misma ilusión y el mismo anhelo que cualquiera.
En mi estantería, las fuentes particulares de mi inspiración, que me han acompañado hasta hoy. Mis relatos, poesías, juegos, que ahora te comparto…
Todos los detalles que me fueron regalando las personas más importantes que han pasado por mi vida, y me han hecho ser quien soy. Los recuerdos de los lugares que me despertaron. Las islas. La fotografía del circo.
Todos los libros que he ido heredando de mi padre, maestro de vida, filosofía e historia, de quién aprendí todo desde niña, y que vivirá siempre en mí, reflejándose en mi trabajo su esfuerzo y su valor infinito.
Él nos los dio todo a mí y a mis hermanos, y, diría que desde siempre, mi hermano Gabi, bastón de mi padre en su vejez, también forma parte de este proyecto. De él me quedo su maña y su ingenio, dándome su visión tan profunda de cada situación, su optimismo inagotable, y su humor tan absurdo que alegra los días.
Mi madre, siempre ausente y siempre presente, está en la música, siempre sonando, en la garra, en el talento, y en el carácter flamenco que nunca he dejado de admirar en ella.
Mario, el dolor más grande que he sentido, apagó mis ganas de decir nada cuando desapareció… Y hoy es el motor de cada una de mis palabras, el motivo por el que me atrevo a estar haciendo lo que hago.
Mi familia es un reducto y mi infancia una maestría.
Llevo toda mi vida tratando de evitar lo que hoy por fin entiendo que son mis características más inevitables.
He ido, etapa a etapa, desterrando límites, asumiendo errores. Enfocándome en potenciar lo que ahora veo con más claridad que nunca que es mi camino.
Expresar. No limitar. No limitarme.
Te abro las puertas a este espacio para compartir mi proceso de expresión contigo; para conversar con personas que me inspiran en diversas ramas de educación, arte y salud, para conectar con historias que llegan a las raíces de lo que somos, a través de escritos, juegos y proyectos para escuchar, que nos hacen plantearnos lo flexible (o rígida) que es nuestra filosofía, y para seguir creciendo y viendo crecer.