Larga vida
Tengo una extraña sensación
que me tiene vivos los ojos,
pero callados.
Incapaz de expresar palabra
más allá de un «todo bien, todo pasa».
se hace difícil explicarse cuando cada cosa,
por diminuta que parezca,
es de vital importancia en un proceso interior que está revolucionando tu manera de ver el mundo.
Se hace extraño cuando
gestas a tu Yo más profundo,
y eso tan bello que sabes que eres
crece dentro de ti con fuerza,
y transforma con dolor todo tu ser
para salir adelante.
Te deconstruye
y te convierte en un trozo de carne
que espera paciente el retorno de su alma.
qué alma esta… que vuelvo por ella a ver morir
todo lo que fui,
y aquí estoy, preparándome
para mi propio nacimiento.
Estoy poniendo mi vida nueva a merced
de la Vida vasta e inmensa que desconozco.
Sin calostro voy a encontrar alimento que me nutra,
sin respaldo daré mis primeros pasos.
Tan vulnerable como el tallo
que apenas brota
y está destinado
a convertirse en flor.
Pero a veces las flores no llegan.
Y supongo que tengo miedo
si por más que lleguen las flores
no dura la primavera,
y el verano,
con su sol y nuestra prisa incesante,
nos arranca el tiempo de ver crecer.
Quizá esta primavera mía,
fugaz,
nos pase inexistente,
después de todo un invierno
que ha sabido dejar morir,
hacer hueco,
y transitar el vacío,
y trazar fuerzas
para que broten nuevos cultivos,
y nuevas esperanzas.
qué sé yo…
Larga vida espero a las flores
aunque el otoño cese,
y aunque el invierno llega.